Este proyecto consiste en una serie de lodges diseñados como refugios contemporáneos que buscan reconectar a las personas con la naturaleza y el diseño. Cada unidad, de 140 m², ofrece un espacio íntimo y confortable que combina privacidad con apertura al paisaje.

La implantación se da dentro de un desarrollo de usos mixtos en el campo, que incluye lotes residenciales, viñedos, hotel, spa y bodega. En este marco, los lodges se presentan como una alternativa única de estadía, donde la arquitectura acompaña la experiencia de habitar en contacto directo con el entorno.

El diseño se basa en un lenguaje sobrio y sensible al lugar, integrando materiales neutros y soluciones espaciales que permiten disfrutar de las vistas, del aire libre y de la tranquilidad del paisaje rural. Cada lodge funciona como un refugio donde el confort contemporáneo convive con la simplicidad del campo.

Más allá de su escala, el proyecto propone un estilo de vida ligado a la contemplación, al descanso y a la conexión con la tierra. Es un ejemplo de cómo la arquitectura puede ser un puente entre el habitar actual y la riqueza de los entornos naturales y productivos.